Cómo Rezar Bien el Rosario
“Casi todos los católicos rezan el Rosario o algunas decenas de Avemarías, y aun así son muy pocos los que se corrigen de sus pecados y avanzan de veras en la virtud. La razón es que no rezan como deben. Veamos, pues, cómo rezar el Rosario para agradar a Dios y hacernos santos.
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* Rezar en estado de gracia – 1. Quien reza el Rosario debe hallarse en estado de gracia o al menos resuelto a salir del pecado. Esas personas que rezan el Rosario todos los días pero sin contrición alguna de sus pecados “honran a Dios con los labios, pero su corazón está lejos de Él” (Is 29,13).
2. Tenemos que estar al menos decididos a salir del pecado, como dijimos, porque si fuera necesario estar en gracia de Dios para orar en forma que le agrade, resultaría que quienes están en pecado mortal no deberían orar, y sin embargo tienen más necesidad de ello que los justos.
Aconsejamos, pues, el Rosario a todo el mundo: a los justos para que perseveren y crezcan en gracia de Dios; a los pecadores, para que salgan de sus pecados.
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* Recitación atenta – No basta expresar nuestras súplicas con el Rosario, sino también hacerlo con gran atención. Porque Dios oye más la oración del corazón que la de los labios. ¿Cómo pretender que Dios nos escuche, cuando no nos oímos a nosotros mismos?
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* Ponerse en presencia de Dios – Es cierto que padecerás algunas distracciones involuntarias. Para disminuirlas, invoca al Espíritu Santo y ponte en presencia de Dios, pensando que Él y su Madre te miran.
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* Rezarlo lentamente – Causa tristeza ver cómo recita el Rosario la mayoría de las gentes: con precipitación increíble, comiéndose las palabras… Después de esto, ¿por qué asombrarte de que las plegarias más santas de la religión cristiana queden casi sin fruto alguno y de que, después de rezar mil y diez mil Rosarios, no seas más santo? Detén tu natural precipitación al rezarlo.
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* Rezarlo en comunidad – La oración en común es la más saludable al alma porque la mente suele estar más atenta durante la oración pública; porque la oración de cada persona se convierte en la de toda la asamblea; porque el mérito del Rosario se multiplica con el número de orantes; porque la oración pública es más eficaz que la individual para apaciguar la ira de Dios y obtener su misericordia; por último, porque el Rosario rezado en comunidad es mucho más terrible contra el demonio, pues así se conforma un ejército entero para atacarlo. El demonio triunfa fácilmente sobre la oración particular. Pero, si ésta se une a las de los demás, sólo con dificultad logrará sus propósitos. Es fácil romper una varita. Pero, si la unes a otras y formas un haz, no podrás romperlo: la unión hace la fuerza.”
Fuente: “El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”, Foyer de Caridad Ntra. Señora del Carmen, Tomé, Chile.