Carlo Carretto: “Basta que améis el Rosario”

Carlo Carreto (1910-1988) fue un famoso religioso italiano de vida contemplativa. Nacido en una familia campesina del Piamonte italiano, muy religiosa, y criado a las afueras de Turín, se formó en un oratorio salesiano que le constituyó su identidad cristiana. Se graduó en Filosofía, e influido por el carisma salesiano, se dedicó a la enseñanza como maestro de primaria. Con el ascenso del fascismo, Carretto se enfrentó al régimen, lo que le llevó a ser despedido y exiliado.

En 1936, con 25 años de edad, ingresó a la Acción Católica, a la que perteneció hasta los 42 años y de cuya Juventud fue un conocido presidente nacional. En 1952 se aleja de este movimiento a consecuencia de la crisis interna que se desata entonces por las filiaciones políticas, y replantea su vida de manera radical: ingresa a los Hermanitos de Jesús y en 1954 parte al noviciado de la congregación en el desierto del Sahara. Allá vivirá durante diez años.

carlo carretto

Carlo Carretto como misionero en el África sahariana

En 1965, ya como monje, se hace cargo de un proyecto monástico en Italia. Se establece en el convento franciscano de San Jerónimo en Spello, región de Umbría, y durante 20 años se hace cargo del monasterio y de una red de casas de retiros para fomentar la vida de oración y la experiencia monástica entre los cristianos.

Falleció en 1988 en su ermita de San Jerónimo.

Carlo Carretto y la oración del Rosario

Carlo Carretto

“En Europa a menudo he podido asistir a discusiones en pro o en contra del rezo del rosario. Es una contemplación, dicen unos. No, replican los otros, es una alabanza, hay que pensar en lo que se dice. Eso es imposible. ¡Repetir cincuenta veces el avemaría sin perder el hilo…!

“En medio de todo, comprendí que el Rosario es una oración que se hace bajo el impulso del Espíritu Santo. Si uno medita o no, si se distrae o se siente vacío, poco importa. Basta que ame el Rosario y que no deje pasar un solo día sin rezarlo: eso significa ser una persona de oración.

“El Rosario es como el eco de las olas que se rompen en la playa: Dios te salve María, Dios te salve María… Uno abandona el hilo de los pensamientos complicados, y sigue la oración reconociendo su pequeñez, su fragilidad, su pobreza…

“Generalmente, el Rosario es la oración que atestigua la madurez espiritual. Si alguien no desea rezar el Rosario, porque le parece aburrido, no insista. Pero si usted se encuentra a un niño o a una persona mayor que le dice que le gusta mucho rezar el Rosario, sin saber por qué, entonces, alégrese, pues en esos corazones reza el Espíritu Santo.”


Fuente: Un Minuto con María