Vivamos la Cuaresma con María, tomando su mano en el Santo Rosario

La llamada a la conversión, centro del tiempo de Cuaresma, podemos vivirla con especial fruto recurriendo a la mediación y guía de nuestra Madre Celestial. Aquí te hacemos una propuesta para lograrlo, ¿te animas?
La Cuaresma es un tiempo de oración, conversión y penitencia que nos lleva hacia la Pascua, y qué mejor si lo recorremos de la mano de la Virgen María. Ella caminó siempre con Jesús, especialmente en su Pasión, estando al pie de la cruz y recibiendo el cuerpo inerte de su Hijo en su regazo. La Santísima Virgen es siempre el camino privilegiado para llegar a Cristo; por ello te proponemos meditaciones que podrían ser útiles al rezar las decenas del Santo Rosario en este intenso tiempo litúrgico.
Puedes incluirlas para complementar cualquiera de los Misterios que se rezan durante la semana. Mucho mejor es si puedes rezar en compañía, sea de tu familia, amigos o tu grupo de oración.

Todos: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. (Se inicia el Rosario con las oraciones tradicionales, puedes ayudarte revisando esta guía en nuestro sitio).
Monición inicial: Cuaresma es un tiempo de especial gracia, es tiempo favorable convertir nuestro corazón al Señor. Meditemos en este rosario algunos medios que la Iglesia nos propone para poder prepararnos adecuadamente para la celebración de los misterios centrales de nuestra fe.
PRIMERA MEDITACIÓN: La iniciativa siempre es de Dios
– Hay dos medios que nos propone la Iglesia en Cuaresma que nos manifiestan que la iniciativa parte de Dios-Amor. Por un lado, se nos propone tener una escucha atenta y reverente a la Palabra de Dios. Debemos tener durante esta Cuaresma un constante contacto con la Palabra Divina. Dios mismo sale a nuestro encuentro y nos invita a prepararnos nutriéndonos de su propia Palabra. La lectura de la Palabra de Dios, nos lleva a una oración más intensa, y éste es el segundo medio. Debemos nutrirnos de la oración durante esta Cuaresma, para no sucumbir y salir fortalecidos ante las tentaciones. Esta oración debe mostrar nuestra reconciliación con Dios que nos invita al amor.
Padre nuestro, 10 Ave María y Gloria.
SEGUNDA MEDITACIÓN: Cooperar con la gracia de Dios
– Otro de los medios que se nos propone durante la Cuaresma es acudir a los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía. Es necesario acudir a la misericordia del Señor. Para convertirnos debemos dejar todo pecado. Pero no podemos hacerlo solos: confiemos en el perdón que nos ofrece el Señor. No hay pecado que Él no pueda perdonarnos. Y acudamos también al encuentro con el Hijo de Santa María, realmente presente en la Eucaristía. Él mismo se ofrece por nosotros y se entrega en el altar de la reconciliación.
Padre nuestro, 10 Ave María y Gloria.
TERCERA MEDITACIÓN: El ayuno y la abstinencia
– Dos medios que nos ayudan a ir preparando mejor nuestro corazón. Debemos tomar conciencia de la bendición que nos da el Señor. Muchos sabemos del ayuno y la abstinencia como preparación del corazón, ¿cuántos de nosotros realmente lo vivimos?
Muy importante es también saber renunciar en algunas circunstancias ordinarias de nuestra vida, sacrificios pequeños pero significativos para acercarnos a la luz del Señor y conformarnos a Él, purificando nuestros corazones.
Padre nuestro, 10 Ave María y Gloria.
CUARTA MEDITACION: Llamado a la conversión
– El Señor nos invita a convertirnos a Él. Debemos llegar hasta el fondo de nosotros mismos, pues se trata de despojarnos de todo aquello que nos trae “muerte” para resucitar a una vida nueva en el Señor.
Confiemos en la misericordia de Dios. Escuchemos lo que Él mismo nos dice en la Escritura: “Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”.
Padre nuestro, 10 Ave María y Gloria.
QUINTA MEDITACION: En compañía de María

– Y todo este camino que hemos emprendido, lo hacemos en la compañía tierna y amorosa de nuestra Santa Madre. Ella es guía segura en nuestro peregrinar hacia la plena configuración con su Hijo, el Señor Jesús. Es Ella quien con su intercesión nos ayuda a cambiar nuestro corazón de piedra en un corazón de carne.
Acojámonos a su intercesión y confiémosle nuestros esfuerzos para vivir intensamente este tiempo de conversión.
Padre nuestro, 10 Ave María y Gloria.
Convirtamos nuestro corazón, trabajemos por nuestra propia reconciliación personal, siempre guiados de la mano amorosa de nuestra Madre. Terminemos nuestra oración con la Salve.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fuentes: Hozana.org / ACI Prensa