¿Quieres rezar el rosario con tus hijos? Con estos 5 consejos puedes lograrlo

Shaun McAfee, escritor católico norteamericano y padre de varios hijos, ha ideado estrategias para conquistar la inquieta atención de los más pequeños y hacerlos participar en los momentos de oración familiar.
Aunque las cifras varían, es un hecho que la atención de los niños no se mantiene fija por mucho tiempo. Normalmente, un niño de 3 años puede llegar a mantener la concentración en torno a los 10 o 15 minutos, lapso que será menor si la actividad no le resulta estimulante o no lo cautiva desde el principio. Y con las generaciones más jóvenes, habituadas al bombardeo digital, el margen de atención puede estrecharse todavía más.
Así las cosas, rezar el rosario en familia no es algo que se pueda dar por sentado, sino que es un hábito que debe trabajarse desde el momento en que un nuevo miembro llega a la familia y continuar impulsándolo a medida que crece. Al menos así lo cree Shaun McAfee, escritor, profesor de teología y laico dominico, quien ha publicado recientemente una breve guía en Catholic Exchange ofreciendo consejos prácticos para enseñar a los niños a rezar el rosario.
Para Shaun, y como adelantamos poco más arriba, todo empieza desde el primer día:
De 0 a 3 años: Que el pequeño se empape de oración
Lo primero que menciona es que en los primeros 3 años de vida, un niño apenas puede llegar a entender una oración, pero sí “empaparse de su ritmo y belleza”. Por eso, invita a los padres a tomar a sus hijos mientras rezan el rosario, permitiéndoles escuchar el sonido de las avemarías y los padrenuestros. Asimismo, pueden emplearse rosarios de colores para que los pequeños se familiaricen con ello o incluso de peluche y acolchados, iniciando las rutinas de rezar con ellos un avemaría antes de acostarse.
Desde los 3 a los 5 años: sus primeros misterios

Con esta edad puede empezarse a aprovechar la curiosidad de los niños para responder a sus primeras preguntas del rosario, enseñarles la estructura del mismo, o a rezar un misterio acompañado con un cuento de la vida de Jesús o María. Entre otras estrategias, propone el empleo de elementos que mantengan al niño ocupado y con un objetivo mientras se reza: pone el ejemplo de un “cuadro del rosario”; poniendo una pegatina por cada oración completada, poner una estrella en algún lugar después de cada avemaría o al uso de imanes, con tal que ayude a la concentración y a pensar en el misterio.
De los 6 a los 8 años: pequeñas responsabilidades

Con los primeros años de enseñanza escolar los niños adquieren mayor capacidad de atención, comprensión y memorización, siendo una etapa perfecta para asimilar el significado de las oraciones. Shaun recomienda incorporar recursos visuales, como un libro del rosario para niños con ilustraciones, dibujando el nacimiento de Jesús en Belén o la Anunciación.
También destaca cómo a esta edad se acrecienta el sentido del logro y la responsabilidad e invita a aprovecharlo. Recuerda el caso de una niña de 7 años que esperaba ansiosa cada viernes para dirigir la oración familiar como muestra de que “dar responsabilidades a los niños fomenta una conexión más profunda con la devoción”.
Desde los 9 a los 12 años: meditando el significado del misterio

Shaun comenta que entre los 9 y los 12 años, los niños ya podrían estar capacitados para rezar un rosario completo, aunque pueden necesitar orientación: “Anímalo a meditar sobre los misterios relacionándolos con su propia vida. Por ejemplo, durante los misterios dolorosos, habla con él sobre los momentos en los que se sintió triste o necesitó perdonar a alguien. Esto hace que el rosario sea más personal”, observa.
De 13 años en adelante: fortaleciendo la voluntad
A partir de los 13 años, la única dificultad para rezar el rosario es su propia voluntad, que el adolescente deberá cultivar o encauzar por sí mismo, aunque con la atenta ayuda de su familia. Además, Shaun explica cómo los adolescentes tienen un profundo deseo de significado y conexión espiritual, a lo que la oración contribuye. Por ello, invita a los padres a hablarles del rosario como “una fuente de consuelo y fortaleza, especialmente en tiempos difíciles. Comparte historias de santos que encontraron consuelo en el Rosario”, dice Shaun, y anima a incorporar también las nuevas tecnologías ocasionalmente a través de aplicaciones que disponen del rosario guiado.
Otros consejos:
Rezar el Rosario con los niños es una invitación a adentrarnos juntos en la vida de Cristo. Si adaptas tu enfoque a medida que crecen, fomentarás en ellos un vínculo personal con Dios que permanecerá para siempre.
Fuentes: CariFilii / Catholic Exchange