Abrazado a la cruz de una grave enfermedad, Antonio crea “rosarios indestructibles para una fe indestructible”
Lo que sería para cualquiera una situación devastadora, Antonio se esmeró en que fuese una oportunidad de entregarse a Dios… ¿Y qué mejor si lo hacía creando rosarios “irrompibles”?
Hasta mediados de 2023 Antonio Guillén fue asesor financiero tecnológico, y junto a su mujer Beatriz criaban a su pequeña hija del mismo nombre. Su vida, sin embargo, estaba por dar un vuelco. “Todo empezó por una otitis en la que el médico de cabecera me recetó un antibiótico y un analgésico para el dolor”, relata Antonio y añade: “Pasaban los días e iba a peor. Llegó un momento en que ya no comía y no me podía mantener en pie, y cuando hablaba, me costaba expresarme”.
Su esposa decidió llevarlo al hospital pues “ya estaba al límite”; de hecho, llegó semiinconsciente. Tras varios análisis, le diagnosticaron “una meningitis bacteriana. La infección me había atravesado el cráneo”, recuerda Antonio, quien hoy como secuela ha tenido una pérdida de audición en un oído “y del otro escucho sólo un 50 %”, explica.
Ofrecer la enfermedad
Al segundo día de estar ingresado descubrió la carencia auditiva. Antonio recuerda que lo invadió el temor y pidió a su mujer que llamara de inmediato a los médicos. “Estaba asustado. Ahí fue cuando me dijeron que no podría recuperar la audición. Al momento, sentí muchísima paz y lo primero que le dije a mi mujer fue que, si Dios quería esto para mí, yo lo acogía amorosamente. Nunca tuve miedo; empecé a rezar y ofrecer mi enfermedad por mis familiares, amigos y por toda la Iglesia”, confidencia Antonio, quien subraya que “me he sentido siempre muy amado y muy protegido por Dios y por su Madre”.
Este padre de familia de 51 años ha abrazado su cruz desde el primer momento, con todo el costo aparejado: vértigos, mareos y migrañas constantes que le obligaron a dejar su trabajo de toda la vida. La doctora le recomendó hacer alguna actividad manual porque era bueno que se concentrase en algo concreto: a Antonio se le ocurrió hacer rosarios. Sabía confeccionarlos a modo de hobby, pero ahora vio en ello “una oportunidad de evangelizar y hacer apostolado” desde su nueva situación. “Tengo de siempre un amor muy grande por la Virgen y una gran devoción al santo rosario. Qué mejor manera de extenderla”, afirma.
Una misión: “Que el Rosario se ‘institucionalice’ en todos los hogares”
Su casa se ha convertido en un auténtico taller de rosarios de madera y otros materiales. “Se llama el Taller de José, el nombre se le ocurrió a mi hija. Como san José era carpintero y nosotros trabajamos con madera, lo tenemos como protector”. Además, acuñó el lema “Rosarios indestructibles para una fe indestructible”, debido a los materiales de alta resistencia que emplea y así evitar que se rompan, pero también porque “desde que rezo el rosario en familia mi fe se ha hecho cada vez más grande, nos ha unido más y nos ha hecho crecer más y más en el amor a Dios y a los demás”, asegura.
Lo que empezó siendo una actividad terapéutica se ha convertido en su nueva ocupación: “Los vendo para cubrir los gastos del material”, explica Antonio. “Vuelco mi cariño y van cargados de mucha oración por la persona que me los pide y por su familia. No sé qué recorrido tendrá esta nueva actividad en la que estoy poniendo todo mi empeño, pero mi intención es contribuir para que el rezo del Rosario se ‘institucionalice’ en todos los hogares. Quiero extender esta devoción”, asegura con una sonrisa.
Puedes encontrar los rosarios “indestructibles” de Antonio (y pedir el tuyo) en su Instagram “Rosarios Godworker”.
Fuentes: Misión / Alfa y Omega