Fue un protestante que “no necesitaba” de María. Hoy es un devoto testigo de la Virgen y del rosario

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Dios obra milagros en los corazones dóciles a su amor, a veces incluso con “humor”, como lo vivió un dominico encargado de promover el Rosario por el mundo…

Lawrence Lew aún se sorprende con el desenlace de su vida. Creció en una familia protestante de Kuala Lumpur (Malasia), la cual se mudó años después a Singapur, donde terminó sus estudios con los Hermanos de La Salle en la escuela misionera de mayor antigüedad del país. Lawrence, siendo un adolescente protestante, descubrió su pasión por la teología, la apologética, la música y el arte sacro.

Al principio, cuenta al National Catholic Register, su descubrimiento del catolicismo “fue intelectual” pues “sentía curiosidad por saber en qué creían mis compañeros católicos”. Pero, “para ser totalmente sincero, quería mostrarles que estaban equivocados y que el protestantismo era lo correcto”, agrega.

Pero, “Dios es misericordioso y tiene un sentido del humor divino”, comenta. Así, cuanto más leía sobre lo que enseña la Iglesia católica “más me daba cuenta –admite– que la Iglesia católica era la continuación de la Iglesia apostólica y que lo que Jesús había enseñado a sus apóstoles ha sido transmitido por ella a través de los siglos. Una vez que llegué a esa conclusión, realmente no tuve alternativa: tenía que convertirme en católico”, explica Lawrence.

Y así sucedió… pero no sólo eso. Tras concluir sus estudios con una licenciatura en derecho civil inglés por la Universidad de Leeds (Inglaterra), comenzó estudios teológicos en el Ushaw College de Durham e ingresó al seminario de Leeds. El que había sido protestante sería un auténtico sacerdote de Cristo.

Lo que estaba buscando: “todo calzaba”

Empezó su camino vocacional buscando una comunidad y lo hizo al estilo de su generación … “básicamente busqué en Google los nombres de todas las órdenes religiosas que conocía”. Al ir registrando información en su alma, la orden dominica se le reveló lenta “pero providencialmente” como su futura familia religiosa. “Aterricé en la página web de la provincia dominica inglesa, que tenía todo lo que buscaba en la vida religiosa”, recuerda y explica: “Una comunidad, una profunda tradición de hábito, un oficio coral cantado, una hermosa liturgia, vida comunitaria y vida apostólica de predicación y enseñanza, y, sobre todo, Santo Tomás de Aquino. Todo calzaba”.

No hubo tropiezos y fue aceptado en la Orden dominica para iniciar la formación propia de todo fraile. Un camino en el que Dios seguiría sorprendiendo al corazón de Lawrence…

“No creía necesitar a María”
Dando la bendición eucarística en Atlanta, EE.UU. – fotografía del P. Lawrence Lew

Tras más de 20 años como dominico y cerca de quince como sacerdote, en 2019 el padre Lawrence fue nombrado Promotor General de la Orden Dominicana para el Santo Rosario.

En esta labor se sirvió no sólo de su experiencia de vida, sino en especial de las numerosas anécdotas e historias de santos de la orden dominica; en especial sobre el origen y testimonios del Santo Rosario, “el don más precioso que (la Virgen) confió a la orden”.

Como protestante converso, recuerda el padre Lawrence, “dije al principio, con bastante soberbia, que no creía necesitar a María. Lo único que pensé que necesitaba era a nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Trinidad. Pero nadie puede vivir como cristiano sin conocer a la Madre de Dios, porque Dios ha querido que lleguemos a conocer y amar a Jesús a través de María”, reconoce.

Reflexionando sobre el innegable papel de María en la Historia de la Salvación, destaca lo apropiado que es el Rosario para honrar a María y a su divino Hijo. “En pocas palabras, Dios se ha hecho hombre para que el hombre pueda convertirse en Dios, como decía San Atanasio. Y creo que eso resume en qué consiste el Rosario: Es una presentación de los misterios de nuestra salvación… Cristo se hizo hombre, murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos, para que nosotros resucitemos y seamos divinizados con Él”, argumenta el sacerdote dominico.

El gran poder del rosario
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María y el Niño con el Rosario – fotografía del P. Lawrence Lew

Fray Lawrence recuerda que el rosario también tiene un importante poder comunitario, como se vivió durante la pandemia cuando ocurrió “una proliferación real de grupos de oración del rosario que rezaban por Zoom y otros medios”. “Rezar juntos une a las personas, y creo que ese es el gran poder del rosario. Nos une y nos lleva directamente al corazón de la Iglesia universal, reconocemos que somos una comunión de los santos y que el Rosario es el regalo de María a toda la Iglesia”, explica.

Hoy el rosario es literalmente su responsabilidad y modo de vida. Como Promotor General de la Orden Dominicana, esperan de él que ayude a coordinar el trabajo de todos los promotores locales (dominicos) del rosario. Por ello no hace mucho presentó en Roma a su directorio para la Cofradía del Rosario, “una de las más antiguas de la Iglesia y la red espiritual más grande de personas conectadas a través del rezo del Rosario”, puntualiza Lawrence y pone cierre a su reflexión con loas a la Virgen:

“Nuestra Señora es la verdadera y mejor promotora general del Rosario. Por esto es tan hermoso que acudamos al Rosario cuando estemos tristes, cuando estemos ansiosos, cuando suceda algo en nuestras vidas que nos cause angustia, pero también en los momentos felices y para celebrar”.

El Padre Lew con su libro “Misterios hechos visibles”

Para el sacerdote dominico, el rosario no solo es la oración que le acompañará toda su vida, sino que también lo ve como “una hermosa guirnalda de flores que ofrecemos a nuestra Madre Santísima como un ramo espiritual de oraciones. Eso es el Rosario. Es ponerse, como María, a disposición de la gracia de Dios para ser obedientes, para decir ‘Sí’ a Dios. Se trata de esforzarse por lograr una nueva creación y lograr la paz en el mundo”, agrega.

Fuentes: Cari Filii / National Catholic Register