“Gracias al rosario, sé que mi madre está en el cielo”

Ester Moncayo

Ester Moncayo, una joven esposa y madre de la parroquia San Patricio en Málaga, España, ha encontrado en el rezo del rosario “vida en lugar de muerte, alegría en lugar de tristeza y esperanza en lugar de desesperación”.

El poder del amor de Dios, su gracia, que atrae el rezo del Credo, Ave Marías, Padre Nuestro, Gloria, la oración del ángel y la Salve que conforman el Santo Rosario, ha sido un apoyo vital para Ester Moncayo y su familia en los momentos más duros, como la enfermedad de su madre.

Su primer contacto con el rezo del rosario se remonta a su más tierna infancia. “Cuando era pequeña –dice, haciendo memoria– e iba a casa de mis abuelos, me acuerdo de verles rezándolo, junto con todos mis tíos”.

En su casa también ha sido siempre costumbre rezarlo de forma puntual junto a sus padres y hermanos “en la carretera, cuando íbamos de viaje; o cuando alguno de mis hermanos o yo estábamos mal. Entonces nos reuníamos en familia en el salón, y lo rezábamos todos juntos”.

Hoy ya casada lo sigue rezando, aunque reconoce que no con tanta frecuencia como antes.

El rosario, un arma poderosa que clama a Dios

“El año 2013 –relata Ester– empecé a rezar el rosario todos los días por unos amigos que me contaron que estaban regular en su matrimonio. Rezaba el rosario por ellos cada noche y vi cómo su matrimonio se iba arreglando”.

Después de ese motivo para rezar, dice que encontró uno aún mayor, y fue cuando a su madre le detectaron cáncer. “Yo lo rezaba para que ni yo ni mi familia nos alejásemos de Dios en esos momentos. Fue un año entero, rezando cada noche tanto por mi madre, como por la familia en general, y nos ayudó muchísimo. Nos hizo ver que Dios estaba con nosotros aun cuando mi madre nos dejó y subió al cielo, a unas semanas de mi boda”.

La fe y vitalidad de esta joven malagueña queda en evidencia cuando agrega que no rezaba para que su madre sanara… “sino para que nosotros aceptásemos la voluntad de Dios, y realmente lo hicimos. Hemos visto cómo Dios nos cuidó y no nos abandonó. No es que no eche de menos a mi madre, pero sé que está en el cielo, y esa certeza la tengo porque he visto cómo ha actuado Dios. Tengo claro que, si no hubiese sido por la oración del rosario y de muchos otros hermanos que lo han rezado por nosotros, no habría sido posible que estuviésemos así”.

Rezar con toda el alma

Pero el rezo del rosario no es sólo recomendable en los momentos de angustia, sino en el día a día, señala Ester: “Rezarlo me aporta muchísima paz, me hace patente que no estoy sola, sino que Dios y la Virgen están conmigo, y que ellos me dan la fuerza”.

Para esta joven los estereotipos sobre el rosario, como que es una oración aburrida y para personas mayores, están muy alejados de la realidad. “A quien piense eso –contesta– le animaría a rezarlo de corazón, sabiendo que no se trata de que Dios haga nuestra voluntad, sino de pedir ayuda a la Virgen para aceptar la voluntad de Dios. A mí personalmente me ha aportado muchísimo, y la oración no es de jóvenes o viejos, es del alma. Es una oración para los que son conscientes de que necesitan que la Virgen les ayude, que esté en su casa, en su vida. Para descubrir eso no hay que tener una edad determinada, sino querer que una madre interceda y tener la certeza de que va a estar conmigo como madre mía”.

Fuente: Portaluz.org

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