4 ocasiones en las que Dios cambió el curso de la historia, conmovido por los niños que rezaban el rosario
Jesús decía “dejad que los niños vengan a mí”, invitándonos a ser como ellos en nuestras almas, en nuestras vidas, en nuestra oración.
La batalla espiritual entre la luz y las tinieblas se libra en todas partes. Sus dimensiones a menudo se nos escapan, pero se hace sentir en nuestra existencia cotidiana y también en los acontecimientos que tensionan la vida de nuestro mundo… Nos lo enseñan los grandes padres y madres de la espiritualidad a lo largo de la Historia.
Seamos más o menos conscientes de esa batalla, los cristianos estamos llamados a dar la vida por Cristo. Por tanto, somos invitados a tomar partido. La Virgen –que pisa la cabeza de Satanás– nos alienta a imitarla en los desafíos diarios donde se juega la opción por el bien o el mal. Ella sabe que cada detalle importa y, en esa dinámica espiritual, en la mayoría de sus apariciones insiste en que recemos el rosario, como arma eficaz que nos prepara a la batalla y con la cual damos batalla.
Lo genial de esta reflexión es que los adultos necesitamos casi siempre explicaciones o testimonios impactantes que derrumben nuestras dudas y temores. Los niños, los predilectos de Dios, no. Y ellos son maestros de cómo lograr conmover a tal punto a Jesús, que incluso Él está dispuesto a cambiar el curso de la Historia.
Algunos de esos maravillosos momentos te los recordamos…
Pontmain (Francia), en 1870
En la guerra franco-prusiana de 1870, cuando los ejércitos alemanes habían invadido media Francia e iban a tomar la ciudad de Laval, la Santísima Virgen se apareció a Eugènie Barbedette (13 años) y a su hermano Joseph (11 años), y luego a otros niños de su pueblo de Pontmain.
“¡Orad, hijos míos! –les dijo–. Dios os responderá en poco tiempo”. Así que rezaron el rosario para que la guerra se detuviera… y esa misma noche el general prusiano recibió la orden de retroceder. La guerra terminó unos días después…
Fátima (Portugal), en 1917
Durante la Primera Guerra Mundial volvió a ocurrir lo mismo. Esta vez fue en Fátima donde la Santísima Virgen se apareció a tres niños: Jacinta (7 años), su hermano Francisco (9 años) y su prima Lucía (10 años). Y esto es lo que les pidió:
“Rezad el rosario cada día para obtener la paz para el mundo y el fin de la guerra”.
Ile Bouchard (Francia), en 1947
Luego, en 1947, fue de nuevo a los niños a quienes se apareció la Virgen María, en Francia, en Ile Bouchard. Esta fue su petición: “Decid a los niños pequeños que recen por Francia, que corre gran peligro estos días”. Gracias a la oración de las tres pequeñas videntes, quienes rezaban el rosario, Francia se libró inmediatamente de la guerra civil que estaba a punto de estallar.
Durante la Primera Guerra Mundial, en 1917
Una famosa figura francesa, el mariscal Foch, comprendió perfectamente que la oración de los niños abre el Cielo. Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), cuando pasaba por los pueblos cercanos al Frente, reunía a los niños que jugaban en las plazas y los conducía a la iglesia donde, arrodillado en medio de ellos, les hacía rezar el “Ave María”. Y su confianza en la Virgen María no se vio defraudada, pues fue protagonista de lo que se llamó “el milagro del Marne”, al hacer retroceder a un enemigo muy superior en hombres y pertrechos militares. Esto ocurrió el 8 de septiembre de 1917, fiesta de la Natividad de María.
Por eso, si queremos evitar que las tinieblas invadan la tierra, imitemos a nuestra Madre celestial e invitemos a los niños a rezar el Rosario por nuestro mundo.