Franek, el bebé que se salvó “de milagro” al ser ofrecido en cientos de rosarios a la protección de la Virgen María

franek padres

Olga y Pawel vivían según las reglas del hedonismo y estuvieron a punto de autorizar el asesinato de su hijo.

Poco después de casarse, Olga Debowska quedó embarazada. A pesar de haber tenido dos abortos espontáneos anteriores, ella y su esposo Pawel Dębowski estaban llenos de esperanza, seguros que esta vez todo iría bien.

Sin embargo, esta alegría no duró mucho. En la ecografía a las 20 semanas de gestación se identificaron algunas anomalías en el bebé, confirmadas por exámenes posteriores.

“Fue entonces cuando nos informaron por primera vez la posibilidad de interrumpir el embarazo. En el Reino Unido, puedes matar a tu bebé ‘a petición’ hasta la semana 24 de gestación, mientras que en una fase posterior del embarazo sólo se puede abortar si la vida de la madre está en peligro o si el bebé nacería con una discapacidad grave”, señala Pawel.

Olga y Pawel estaban devastados. A sugerencia de los médicos se realizaron un examen de amniocentesis y pruebas genéticas, los cuales confirmaron que el bebé tenía una anomalía genética muy poco frecuente: “una translocación desequilibrada de los cromosomas 9 y 11 (faltan genes en el 9 y sobran en el 11)”, explica Pawel y recuerda que “el genetista, entristecido, nos enumeró todos los posibles defectos que podía presentar nuestro hijo: retraso significativo del desarrollo, labio leporino y paladar hendido, ausencia de ano, genitales masculinos y femeninos, problemas cerebrales y muchos otros. Por último, nos informó de que seguíamos teniendo la opción de interrumpir el embarazo si queríamos, a pesar de que ya era la semana 24. El defecto de nuestro hijo —según la ley actual— lo cualificaba para ser asesinado legalmente hasta que naciera”.

El experto recomienda “eliminar”

Desesperados y buscando una segunda opinión —cuenta Pawel— se reunieron con Kypros Nicolaides, un médico experto “de renombre mundial”, quien confirmó el diagnóstico y además les dijo sin rodeos que “si fuera su hijo, lo eliminaría”.

Al mismo tiempo, les dio una palmada en el hombro diciendo que todo iría bien, “seguirán teniendo hijos sanos” añadió aquel eminente profesional de la medicina, recuerdan Olga Debowska y su esposo Paweł Dębowski, en el video testimonial, fuente de esta crónica —que puedes visualizar al final—, grabado y difundido por la organización provida polaca Grupa Proelio.

“Antes del nacimiento de nuestro hijo —confidencia Pawel—, estábamos lejos de Dios, y nuestra fe se reducía a ir a la iglesia dos veces al año: la santa misa de Pascua y posiblemente en Navidad si nos apetecía. Aspirábamos a una vida fácil y placentera. Visto desde la perspectiva actual, era tristemente vacío, y todo giraba en torno a la búsqueda de una falsa felicidad que el dinero y lo que pudiera comprar proporcionarían. Pero pronto esta vida egoísta iba a cambiar dramáticamente…”.

Estaban desolados y comenzaron a considerar la posibilidad de abortar. No era un sentimiento grato el pensar en sus vidas con un hijo enfermo y discapacitado, pero igualmente difícil era imaginar cómo alguien podía matar a su hijo inyectándole veneno en el corazón. “¿Y nuestro hijo? Él también lo sentía: ese miedo y esa emoción. Esa noche, pateó a mi mujer tan fuerte y rítmicamente como siempre. Era como si las caricias fueran su respuesta, como si quisiera comunicarnos que todo iba bien con él…”.

Franek, el milagro regalado por Dios

Era un momento muy difícil para Olga y Pawel, también para el bebé. La ciencia humana nada podía hacer por su hijo y sólo les ofrecían como “solución” el matarlo.

Fue entonces, recuerda Pawel, que volvieron su mirada al cielo y comenzaron a rezar, cual lluvia espiritual, cientos de rosarios.

“Volamos a Polonia por un milagro. Mi mujer encontró información sobre la estatua milagrosa del Señor Jesús de Koletanski en Cracovia. Luego fuimos a Łagiewniki, después a Lublin y a Wąwolnica, donde nos recibieron muy amablemente las monjas capuchinas. Y fue allí, donde hay un santuario mariano y se han producido muchos milagros, donde ofrecimos nuestro hijo a María para que cuidara de él. Creemos firmemente que ella vela por él constantemente, y que fue ella quien en ese momento nos llevó a Dios. Desde entonces, hay paz en nuestros corazones en lugar de miedo. Dijimos «sí» a la voluntad de Dios, fuera cual fuera. Confiamos. Aquella semana en Polonia fue un retiro extraordinario y un tiempo de profunda conversión para nosotros. Cuando volvimos de nuevo a Inglaterra, éramos personas diferentes. Dios Padre, con la ayuda de María, nos había creado de nuevo. En sucesivas ecografías, nos negamos resueltamente cuando de nuevo se nos sugirió, o incluso se nos propuso de forma imperativa, un aborto”.

Franek nació el 16 de agosto de 2019 mediante cesárea. La mayoría de los augurios de las pruebas genéticas no se confirmaron: no tiene anomalías en la estructura de su cerebro, tampoco labio leporino, ni paladar hendido u otras y sus riñones son saludables. El único de los defectos pronosticados que resultó ser real fue un pie zambo —sólo uno— que con el tiempo y tratamiento adecuado fue enderezado. “Aunque no podemos decir que sea un bebé sano al 100%, ¡es nuestro milagro!”, expresa con alegría Pawel.

“Si no fuera por las ideologías marxistas…”

Franek y sus padres

Olga y Paweł subrayan que el hijo les ha cambiado la vida. Los curó de su egoísmo, los acercó a Dios y recuperaron un sentido trascendente para sus vidas y su matrimonio. Rezaron pidiendo un milagro para su bebé, pero él se convirtió en un milagro para ellos.

“Esperamos que esta historia llegue a personas que se encuentran en la situación en la que estuvimos nosotros. Y que salvará vidas”, añaden Olga y Paweł Dębowski, los padres de Franek.

Confiados en que su testimonio “salvará vidas”, al cierre Pawel realiza una sentida reflexión, nacida la experiencia…:

“Si no fuera por las ideologías marxistas y la propaganda con que las organizaciones de izquierda y los medios de comunicación alimentan al mundo de hoy, que intentan borrar a Dios de la vida de las personas, el número de abortos practicados en el mundo sería significativamente menor, reduciendo así la cantidad de dramas humanos causados por ellos. Como sabemos (o no), es la causa más frecuente de muerte (más de 50 millones al año) en el mundo. Cada niño es una tremenda gracia de Dios. Todo lo hace por nuestro bien para salvarnos, aunque no lo entendamos del todo. Por eso es importante confiar en Él y dejarnos guiar”.

El siguiente video testimonial “Franek, hemos vivido un milagro” se realizó en el marco de la campaña “Cada vida es un milagro” de “Grupa Proelio”…

La rehabilitación de Franek es muy costosa y sus padres necesitan ayuda financiera para esto. Si puedes colaborar dona pulsando aquí.


Fuente: Portaluz