Jim Caviezel, la Virgen María y el Santo Rosario

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El actor Jim Caviezel, quien interpretó a Jesús en la película “La Pasión de Cristo”, presentó en una ocasión su testimonio en la Hora Santa Eucarística por la Paz Mundial en Amsterdam, el 1 de junio de 2019 en el RAI Convention Center.

En dicha ocasión el actor enfatizó cómo la intercesión de Nuestra Señora lo ha guiado en su vida. Contó dos momentos en que la Virgen lo acompañó profundamente en su vida como actor.

 La Virgen y “la Delgada Línea Roja”

Todo comenzó en 1997 cuando participó en una audición para la película “La Delgada Línea Roja”, que resultaba difícil para Caviezel y lo hacía sentir muchas dudas sobre conseguir el papel. Cuando llegó a la audición, se quedó en su auto, inseguro y sin saber muy bien qué hacer. No se sentía como un actor profesional; cuando más joven había querido ser jugador de básquetbol, y experimentaba mucha agitación en su interior.

Para calmarse, empezó a rezar el santo Rosario. Rezó la mitad como es debido y resto de forma abreviada, pues era ya tarde para la reunión. Iba a dejar el rosario en el automóvil; sin embargo, sintió en su corazón que tenía que llevarlo consigo, así que lo puso en su bolsillo.

Al entrar lo recibió la esposa del director, y en su cuello llevaba una medalla de la Virgen María. No era católica sino anglicana, pero compartía el mismo amor por la Madre. Guió al actor a la oficina de su marido.

En el camino Caviezel notó que ella estaba rezando y, sintiendo un impulso muy fuerte en su interior, le regaló su rosario. Ella exclamó: “¡Oh por Dios! La mujer que me dio esta medalla me regaló un rosario que era de la Madre Teresa [de Calcuta] pero lo perdí, y estaba rezando para que Dios me enviara otro… ¡y ahora llegas tú!”.

Esa misma tarde logró obtener el papel gracias a la química que se estableció entre él, el director y su esposa.

Caviezel, la Virgen y el Conde de Montecristo

Años después Caviezel se encontraba filmando una de sus películas más famosas, “El Conde de Montecristo”. Sin embargo, atravesaba un momento de mucho vacío espiritual, no encontraba paz.

En el ensayo de una de las escenas más importantes, Caviezel debía mirar al techo mientras conversaba con otro personaje. En ese momento no había nada en el escenario, pero el director le adelantó lo que luego vería cuando rodaran la escena final: una estatua de la Inmaculada Concepción. Esto encendió de nuevo la chispa que le hizo retomar el amor por la Virgen y por Dios, regresando al camino de una vida espiritual sana y plena.


A continuación les dejamos la charla testimonial de Caviezel en Amsterdam, donde expresó también su anhelo de que el rol de María como Corredentora sea proclamado oficialmente por la Iglesia.

Fuentes: Gaudium Press / ReL / Tekton