La Alegría que hay en Dios es más fuerte que la vida presente

El cristianismo de los primeros siglos sigue iluminando la fe de nuestro tiempo. Cristo constituye un acontecimiento definitivo tanto ayer como hoy, capaz de dar sentido y consuelo a nuestra precariedad. La alegría de la Resurrección, por ejemplo, puede cambiar nuestra vida:

Dichoso el hombre que se entretiene continuamente con Dios, que se guarda de todo lo terrestre para darse a Él sólo, esforzándose en conocerle. Si persevera, no tardará en darse cuenta de cuán fructuosa es una tal conducta.

La alegría que hay en Dios es más fuerte que la vida presente. Quien ha encontrado esa alegría, no sólo se libera de la agitación de las pasiones sino que deja de orientarse hacia esta vida. Si su alegría es verdadera, no quiere conocer otra sensación.

Señor, llena el corazón de vida eterna. La vida eterna es la consolación de Dios.

Quien ha hallado en Dios la consolación, considera como superflua la consolación del mundo.

Isaac de Nínive (o Isaac el Sirio)