De actriz erótica a asidua orante del Rosario: la historia de Claudia Koll

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La actriz Claudia Koll se hizo popular en Italia, hace algunos años, por su participación en películas de alto contenido erótico.

Koll desempeñó su primer papel de cine como protagonista en 1992 en un filme de Tinto Brass. Actriz de teatro, cine y televisión, destacó asimismo al lado de Antonio Banderas en la cinta para televisión “El joven Mussolini”.

Una infancia religiosa

Su nacimiento fue de alto riesgo, por lo que su madre la consagró de inmediato a la Virgen del Rosario. A muy temprana edad fue confiada al cuidado de su abuelita ciega, quien se encargó de su educación. Claudia aprendió a percibir la cercanía de la Virgen y a rezarle. Pero los espejismos del mundo, el éxito, el dinero abundante y fácil la atraparon rápidamente, y la indujeron por vías que ella hoy lamenta.

Hace unos años Claudia entró “por casualidad” en una iglesia de Roma, ciudad donde habita. Esta pequeña iglesia, Santa Anastasia, es la única que tiene exposición perpetua del Santísimo. Un grupo de la Renovación Carismática estaba rezando justo en ese momento. Ella decidió quedarse. Humanamente hablando, con su aspecto en extremo mundano comparado a ese grupo tan sencillo, daba la impresión de haber sido sacada de otro pozo. De repente, Claudia comenzó a llorar copiosamente: Jesús estaba realmente allí; ella lo comprendía desde lo profundo de su corazón —describirá luego esta revelación como “fulgurante”—; ¡el Señor le apuntaba todo su pecado y al mismo tiempo le manifestaba el amor que Él le profesaba! Cuando Claudia salió de la iglesia, ya no era más la misma persona que había entrado…

Misericordia de Dios

A la luz de la infinita misericordia de Cristo, que se convirtió en su gran Amigo, realizó una revisión de su vida punto por punto. Canceló de inmediato sus contratos de filmación de películas que antes no la inquietaban en absoluto, pero que ahora veía eran perversas y dañaban a los hijos de Dios. ¡Basta de pornografía!

Claudia se impuso como regla filmar sólo obras que edifiquen los corazones y los acerquen a Dios. Su extremada belleza hizo que continuara filmando y su fama le sigue abriendo aún muchas puertas. Esto le permite dar testimonio. Lo que le interesa ahora es comunicar la belleza interior, la belleza del alma. Con ese norte ha llevado adelante su participación en grandes producciones católicas como la serie sobre Santa María Goretti, o una película sobre la vida de San Pedro. Además, decidió dedicarse también a las obras de caridad con los más necesitados. Fundó una ONG, Le opere del Padre, y se dedicó a promover la evangelización y la solidaridad con países como República Democrática del Congo, Burundi o Magadascar. Hoy por hoy, su dinero lo destina íntegramente a la familia Salesiana instalada en África, a favor de los enfermos de SIDA y de los niños abandonados a quienes apadrina.

¿Qué pasa en su vida tras su conversión a Cristo?

Koll explica el giro que dio tras su conversión a la hora de escoger nuevos personajes. “Fue un periodo en el que dejé de trabajar porque no recibía guiones interesantes, con personajes positivos que pudiera interpretar. Me llegaban, en cambio, lecturas, por ejemplo, del Cantar de los cantares, un libro de la Biblia, muy bello, maravilloso. Para interpretarlo era necesario estudiar, profundizar, porque cada palabra es densa, está llena de significado pero también era necesario rezar“.

A partir de ahí “he tenido que aproximarme al texto no de manera superficial sino estudiándolo y también rezando. Y esta armonía de estudio y oración me puso en contacto con la profundidad del Espíritu Santo”, confiesa.

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Respecto a su trabajo como profesora en Roma de la Star Rose Academy, dirigida a jóvenes promesas basada en valores, entre las que ha formado a Sor Cristina, la religiosa que ganó el concurso televisivo La Voz, reconoce que su objetivo es enseñar a la luz de su experiencia personal. “En el pasado hice cursos de actuación clásica italiana y americana que son de algún modo una enseñanza de acuerdo al método americano de ‘vivir el personaje'”. Ahora su método de enseñanza, aclara, se ve enriquecido por la visión cristiana, pues, “el Señor me liberó de tantas ataduras”.

Agrega que el Espíritu Santo se ha convertido ahora en su guía incluso en la interpretación de un personaje. Con su conversión, explica, “vi que el Señor me estaba enseñando, y me decía que me acompañaba con su Espíritu, no sólo por lo que suponía la posibilidad de ser testigo del encuentro con Él, sino también en mi trabajo, porque el Espíritu Santo está siempre con nosotros, y entonces es necesario aprender a comunicarnos con Él, a dejarnos guiar por Él. Esta es la riqueza más grande que el Señor me ha dado en mi trabajo”.

Su testimonio de conversión en primera persona

Claudia Koll cuenta su testimonio de conversión en primera persona a Il Timone:

No sabía amar

“Lo más extraordinario para mí ha sido descubrir que el Señor venía en mi ayuda, no obstante mi condición de gran pecadora. Después de cometer muchos pecados, después de haber herido el corazón de Dios, he sentido que Él, en el momento en el que más lo necesitaba, venía a socorrerme. Nada me bastaba, no estaba contenta de verdad con nada, siempre estaba buscando algo más. Nadie me había enseñado la fidelidad y ni siquiera era capaz de expresar gestos de amor, no sabía amar”.

“Quería emociones fuertes”

“El mundo del espectáculo me ha utilizado; el mundo en general utiliza nuestra debilidad y nos golpea allí donde somos más débiles, cuando tenemos un gran deseo de amor. Debido a esta sed de amor, yo me vi envuelta en historias equivocadas. Quería probar emociones fuertes. Nadie realmente me había enseñado a vivir”.

Una abuela creyente

“Cuando era niña, viví con una de mis abuelas, que era ciega, pero veía con los ojos de la fe. Era muy devota de la Virgen de Pompeya y del Sagrado Corazón de Jesús; gracias a ella, viví en una particular presencia de fe. Después, el Señor permitió que me perdiera. Hoy comprendo que Dios permite este extravío, el mal, porque de ello puede nacer un gran bien”.

“Nadie podía ayudarme salvo…”

“Yo encontré al Señor en un momento dramático de mi vida, en el que ningún ser humano habría podido ayudarme. Sólo el Señor, que escruta los abismos del corazón, podía hacerlo. He gritado, y Él me ha respondido entrando en mi corazón con una gran caricia de amor. Ha sanado algunas heridas y ha perdonado mis pecados. Me siento como el hijo menor de la parábola del Hijo pródigo. He descubierto un Dios que es amor y misericordia”.

Conversión

La conversión es algo profundo y continuo. Es abrir el corazón y cambiar, vivir concretamente el Evangelio. Es una obra de regeneración basada en pequeñas muertes y renacimientos cotidianos. Hoy, en mi vida, busco dar gracias a Dios con pequeños gestos de amor, ocupándome de los niños, de los pobres, superando mis egoísmos… Es verdad que hay más alegría en dar que en recibir”.

La Paz obtenida con el Rosario

“La Virgen ha sido muy importante en mi conversión. Ha sido de verdad una Mamma, y yo me he sentido su hija. En cada acontecimiento importante la he sentido cercana; y, cuando he necesitado paz, el Rosario ha sido la oración que me la ha traído”.

Tener experiencia de Dios

“El ser humano tiene necesidad de lo Trascendente, de la presencia de Jesús resucitado, que es nuestra esperanza. Tenemos un Dios que tiene también un rostro, un Dios que ha sacrificado la vida por nosotros y que nos enseña a conocernos y a vivir plenamente. Tener experiencia de Dios significa también entrar en lo profundo de nuestro corazón, conocernos, y crecer en humanidad”.

Una sociedad sin camino espiritual

“Nuestra sociedad no se sostiene en un camino espiritual, es una sociedad muy materialista. El alma busca lo alto, pero en realidad el mundo nos habla de muchas otras cosas y no va en busca de Dios. También la Iglesia tiene sus dificultades, pero no debemos olvidar que ella es el Cuerpo de Cristo y está sostenida por Él”.

¿Cuál es mi alegría?

La alegría es saber que Jesús existe. La alegría nace de sentirse amado por Dios y por los hombres, e intercambiar este amor”.

Fuente: ReL