Arzobispo de Concepción por Proyecto sobre el Aborto: “Deja en la más Absoluta Indefensión a los más Débiles”
Monseñor Fernando Chomalí, Arzobispo de Concepción, criticó la iniciativa impulsada fuertemente por el Ejecutivo, mediante la cual se busca despenalizar el aborto en nuestro país. “Desde el momento de la concepción comienza una nueva vida humana y nos corresponde cuidarla —insistió el arzobispo—. Con esta ley se está afirmando que hay seres humanos de primera y segunda categoría. Ello es inaceptable en una sociedad que pretende ser respetuosa de los derechos humanos”.
La autoridad eclesiástica destacó que le resulta “incomprensible que hasta las 12 semanas abortar sea un derecho y a las 12 semanas y un día sea un delito. Este proyecto de ley no escucha a la ciencia, es arbitrario y deja en la más absoluta indefensión a los más débiles”.
Una sola postura
El arzobispo penquista ha manifestado repetidas veces su posición, que corresponde a la postura oficial de la Iglesia; en julio del año 2014 presentó a la comunidad una carta pastoral referida a este tema, “La razón al servicio de la vida humana”, como un aporte al debate de legislar sobre el aborto en Chile, desde la razón para creyentes y no creyentes.
En dicho documento, Monseñor Chomali asegura que los argumentos que propone en contra del aborto “surgen única y exclusivamente desde la razón y de la verdad acerca del embrión humano”. Además enfatiza que esta carta pastoral no va sólo dirigida a los católicos, a las personas que asisten cada día a misa, es también, un aporte para todas las personas de nuestro país, creyentes o no.
Al finalizar aquel escrito, el eclesiástico presentó seis conclusiones para abrir el debate fundado desde el conocimiento y no desde la pasión, con la visión fundamental del valor incalculable del ser humano. Por su relevancia, incluimos esas conclusiones a continuación:
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Los débiles al arbitrio de los fuertes
Está claro que quienes están a favor del aborto directo en cualquiera de sus formas y circunstancias les atribuyen más valor a los adultos que a los seres humanos en el seno materno.
Así las cosas los débiles quedan al arbitrio de los fuertes. Esta manera de percibir la realidad del embrión es fruto de la carencia de un pensar auténticamente metafísico, el cual ha sido reemplazado por un pensamiento de corte utilitarista.
A ello se suma el emerger de la autonomía y la subjetividad del adulto al punto de atribuirse el derecho de darle valor a la realidad del ser humano en gestación y de formar un conjunto de normas morales y legislativas a partir de ellas. Detrás de ello se esconde un gran escepticismo frente a la posibilidad de conocer lo real y la verdad que lleva grabada y de reconocerla.
Bajo estas condiciones el anhelo de buscar la verdad y de poder encontrarla, se ve amenazado. Este anhelo es un gran patrimonio que debemos cuidar y promover porque incluye a creyentes y no creyentes y tiene valor universal, venga de donde venga. Los creyentes vemos en ello, como dice Santo Tomás, un don del Espíritu Santo. -
No corresponde decidir qué vida merece ser vivida
Existe una gran desproporción entre los beneficios que puede significar un hijo menos que alimentar y educar, evitar una situación de desequilibrio sicológico a una mujer que no desea un embarazo, o su vida está en peligro, o “salvar su honra” si fue violentada sexualmente, y terminar con la vida de un ser humano inocente. Este hecho no es más que la negación del derecho básico que tiene todo ser humano a que se le vea respetada su vida, y de modo especial, si es inocente. Partiendo de la base que todos los seres humanos somos iguales en dignidad (y los que están por nacer lo son), no hay razón alguna que justifique este hecho. Vuelvo a insistir en el siguiente punto: terminar con la vida de un ser humano no nacido es atribuirse el derecho de decidir que esa vida no merece ser vivida. ¿Quién osaría a ello? ¿No es acaso una arrogancia de los fuertes respecto de los débiles?
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Lo que se pretende es liberalizar el aborto
Tengo la impresión que muchos de los que pretenden despenalizar el aborto “terapéutico”, el aborto en caso de violación o en caso de malformaciones graves, lo que quieren es liberalizar el aborto bajo cualquier condición tal como ha acontecido en muchos lugares del mundo. Y es bueno que lo digan abiertamente para sincerar el diálogo. Las estadísticas de los propios países donde el aborto es legal lo confirman.
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El valor del ser humano es anterior a cualquier ley
No he usado el argumento de que una ley que despenalice el aborto en Chile es de suyo inconstitucional porque la Constitución protege la vida del que está por nacer. La razón de ello es que si se llegara a cambiar la Constitución de la República de Chile y fuese legal el aborto, igual estaría defendiendo la vida del aún no nacido porque el derecho a que ella se vea respetada es anterior a cualquier ley o constitución.
Es un valor que surge de la naturaleza humana, que es anterior al Estado y las leyes. Porque somos, es que podemos legislar y no al revés, es decir, no son las leyes de suyo las que nos van a decir quiénes somos. -
Trabajar por la vida es tarea de todos
Le pido a los católicos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que trabajen arduamente a favor de la vida.
Para ello es importante educar especialmente a los jóvenes a que descubran el valor de su propia vida, incluso en medio de dificultades. Jesucristo nos dio el ejemplo dando su propia vida por cada uno de nosotros y declarándose el Camino, la Verdad y la Vida. También les pido que sean promotores de darle a cada persona una mejor vida. Muchas veces los abortos que se procuran mujeres de manera clandestina se deben a la desesperación, a la soledad, al poco apoyo del padre de la creatura, de la familia y de la sociedad.
Promover la vida es una forma eximia para superar la pobreza económica y espiritual en la que nos encontramos. -
Fundar el diálogo en el conocimiento y no en la pasión
Quisiera invitar a estudiar estos temas para abordarlos desde la ciencia y la filosofía de manera adecuada y jamás caer en la tentación de la descalificación que solo genera más incomprensiones y menos posibilidad de acercamiento entre todos a quienes nos interesa abordar este tema de manera responsable. A los católicos los invito a que junto a ello descubran con nuevo ardor la belleza del Magisterio de la Iglesia Católica en relación a la promoción y la defensa de la vida. Le pido a los legisladores que mediten profundamente su actuar en esta materia, dado que es un camino que una vez emprendido es sin retorno y solo nos llevará a una cultura de la muerte como lo vemos en tantos países del mundo. En esta hora dejémonos iluminar por el Espíritu Santo para que nos regale sabiduría y ciencia para dar argumentos convincentes a favor de la vida humana. Y ello urge porque lo que está en juego es, ni más ni menos, que la vida de uno de los nuestros.
Fuente: Iglesia.cl / Comunicaciones Concepción