Nuestra Señora del Rosario de Andacollo

fiesta de la virgen de andacollo un rosario por chile foto de tito alarcon

Durante los días de fiestas miles de peregrinos llegan al santuario de Andacollo

Andacollo es una pequeña y bucólica población asentada en la ladera occidental de la cordillera de los Andes, a 500 kms al norte de Santiago. Según algunos historiadores, la palabra Andacollo deriva del quechua Anta-Coya, que significa cobre-reina. Sus orígenes están vinculados inmemorialmente a la actividad minera. Tanto los incas como los españoles explotaron sus ricos yacimientos de cobre y oro.

Origen de la devoción

Una persistente tradición oral refiere que la imagen fue traída por los primeros conquistadores de España al Perú, y de allí a La Serena, ciudad fundada en 1544 por el capitán Juan Bohón, lugarteniente de don Pedro de Valdivia. Cinco años después, una sublevación indígena arrasó con la villa y con sus primeros habitantes. Los escasos vecinos que sobrevivieron a la matanza escaparon con la Virgen hacia unos bosques y para evitar su profanación la escondieron en los cerros próximos de Andacollo. Hacia 1580, es decir, tres décadas después, fue hallada por unos indios mineros que andaban buscando leña para sus tareas domésticas. Cautivados por su encanto, la acomodaron en un lugar digno y comenzaron a rendirle culto.

A fines del siglo XVI, el cura doctrinero Juan Gaytán de Mendoza erigió una pequeña capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario, que abrigó a la pequeña imagen, y donde los indios de los alrededores empezaron a recibir los rudimentos de la fe cristiana. Sin embargo, años después la imagen volvió a desaparecer de modo misterioso, al punto que la capilla cambió de nombre, pasando a llamarse de San Miguel.

En 1668, la doctrina de Andacollo fue encomendada al cura Bernardino Alvarez del Tobar. Al constatar la falta de la efigie mariana, encomienda su confección a un taller en Lima y promueve una colecta entre los indios y vecinos para sufragarla. La aguardada imagen llegó a comienzos de 1676 y fue entronizada el primer domingo de octubre de aquel mismo año, para nunca más abandonar Andacollo.

En su libro América Mariana, el sacerdote claretiano Félix Alejandro Cepeda (1854-1930) nos proporciona una pormenorizada descripción de la imagen virreinal que fue esculpida por un artista anónimo en un taller limeño:

“Es tallada de cedro, de un metro de altura, está hábilmente vestida con túnica y manto tallados en la misma madera. La primera es rosada y el segundo azul, salpicado de estrellas. Las facciones son diminutas, el rostro ovalado y de color moreno, la nariz recta y afilada, la mirada dulcísima y tierna; los labios delgados descubren ligera sonrisa, símbolo de misericordia… El Niño Jesús que sostiene en el brazo izquierdo corresponde por su belleza al tallado de la Virgen… La mano de la piedad indiscreta causó algunas imperfecciones en el vestido, hurtando astillas para reliquias. Luego, artistas profanos tuvieron la desgraciada ocurrencia de retocar, con tosco pincel, el rostro y las manos de la imagen, llegando así a cubrir la cicatriz del ojo”.

Un hecho prodigioso despierta mayor devoción

Las crónicas refieren que una mujer llamada Rosario Galleguillos contrajo en 1856 una terrible enfermedad que la paralizó por completo, al punto de no poder ingerir los alimentos por sí misma. Todo lo que se hizo para devolverle la salud fue en vano y los médicos la desahuciaron. Fueron tres años de indecibles padecimientos, hasta que atendiendo a sus clamores la llevaron a Andacollo, donde permaneció algunos meses implorando su curación. No había en el pueblo quien no conociese a la tullida Galleguillos. Pero a instancias de su padre regresó a La Serena.

Al año siguiente la enferma pidió que la llevasen para la fiesta de la Virgen. El día 26 de diciembre de 1860 fue muy temprano conducida a la iglesia donde comulgó y permaneció rezando hasta la tarde. Al salir la procesión Rosarito sintió una fuerza extraña en sus miembros y comenzó a caminar. Comprobados los hechos, Mons. Justo Donoso Vivanco, obispo de La Serena, expidió un decreto en el que calificó la instantánea y perfecta curación de Rosario Galleguillos como milagrosa.

Una nueva basílica y la coronación canónica

En vista de que el santuario resultaba insuficiente para el culto creciente, en 1873 se emprendió la construcción de un templo digno de la Madre de Dios, el cual fue solemnemente bendecido el 25 de diciembre de 1898.

Al llegar a este poblado rodeado de montañas destaca de inmediato la Basílica Menor. Ella fue diseñada por el arquitecto italiano llamado Eusebio Chelli, con un estilo románico bizantino. Su mayor estructura es de madera de pino Oregón traída desde California, los adobes están cubiertos por el exterior por láminas de fierro galvanizadas y por el interior con cañas de Guayaquil. Posee 36 columnas, 5 gigantescas puertas, 5 naves. Los cimientos sobre los cuales se posa esta obra monumental es de 6 metros de piedras y cemento. Las medidas son: 30 metros de ancho y 70 de largo; la altura es de 45 metros en la cúpula, 40 metros en la parte media y 50 metros en las torres. La capacidad que tiene es para 10.000 personas.

Lista la basílica, se concibió la idea de solicitar al Cabildo Vaticano la merced de la coronación de la santa imagen.

Atendida la piadosa súplica, la venerada imagen de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo fue coronada canónicamente el 26 de diciembre de 1901 por Mons. Florencio Fontecilla Sánchez, obispo de La Serena, en una multitudinaria y brillante ceremonia que congregó a otros cuatro obispos, noventa sacerdotes y cuarenta mil peregrinos.

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Baile Turbante Nro. 1 de Andacollo

Los bailes religiosos: Chinos, turbantes y danzantes

Aunque el primer baile en honor a la Virgen, según el Libro de Danzas, se remonta a 1584, los indios andacollinos siguiendo una costumbre entrañable celebraron la llegada de su Patrona en 1676 con danzas típicas. Son los bailes chinos, turbantes y danzantes, que con pitos de madera y tambores mantienen viva estra tradición de homenaje a la Virgen.

La Imponente Basílica Menor

Los actuales templos de Andacollo son uno llamado “templo antiguo o iglesia vieja” y otro, el santuario llamado “Iglesia grande o templo nuevo” siendo esta declarada basilica menor por el papa Juan Pablo II. El templo antiguo alberga también un museo religioso en los cuales se encuentran las vestimentas, joyas e imágenes de la patrona del pueblo, además de encontrarse el lugar exacto de donde fue hallada la primera imagen de la virgen. Esta iglesia es donde permanece la imagen todo el año, en un hermoso altar de plata fina y arreglos florales. Solamente sale para la procesión durante las fiestas.

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La Virgen sale en procesión desde la basílica, rodeada de miles de fieles.

Los dias de fiesta en Andacollo

Dos veces al año las multitudes suben para celebrar a la Virgen en Andacollo: el Primer Domingo de Octubre, llamado “Fiesta Chica”, y entre el 23 y 27 de Diciembre, la “Fiesta Grande”.

El 23 la imagen sagrada inicia el período de fiesta con la ceremonia de traslado, que la lleva desde el templo antiguo a la gran basílica de madera. Además, la Virgen del Rosario de Andacollo casi comparte su aniversario con el Nacimiento de Cristo, gracias a lo cual las liturgias de esos días, en especial las del 25 y 26, adquieren una dimensión imponente.

El día 26 de diciembre la espiritualidad de la fiesta llega al ápice de sus variadas manifestaciones; los bailes despliegan sus coreografías, los peregrinos llegan a cumplir promesas, y la Virgen de Andacollo recorre las calles a partir de la plaza, avanzando entre un mar de devotos que se abre a su paso, acompañada por el arzobispo de La Serena y el clero local. El júbilo contagia los espíritus y los traslada en un ritmo y una dimensión diferentes. Demostrar la fe es bien visto, y se tiene la impresión de que estos pocos días concentran la intensidad de siglos enteros.

El 27 de diciembre la fiesta concluye, y la Virgen regresa desde el Templo Nuevo al Antiguo. Ese día se cierran las puertas de la basílica mayor, callan los instrumentos, los peregrinos retornan a su lugares de origen. Normalmente a la Fiesta Grande llegan unos 150.000 peregrinos.

Fuente: fatima.pe / http://identidadyfuturo.cl / memoriachilena.cl