Unidas, Enfrentan el Cáncer Rezando el Rosario
Renata Ocilkova llevaba una vida común de una joven mujer, preocupada por sus hijos y su marido en Eslovaquia. Sin embargo la enfermedad de su amiga Marcela la ayudaría a dar un nuevo paso en la fe.
Marcela Kernova (Maca), una de sus mejores amigas en una visita al médico se enteró que tenía un tumor cerebral. Muy optimista, pero proveniente de una familia no creyente reunió fuerzas humanas y recurrió a un curandero.
Renata, muy preocupada por su amiga, pues su marido, que era médico, le advirtió que le quedaba poco tiempo de vida comenzó a orar y a darle algunos “tímidos” consejos a su amiga Maca de cómo acudir a Dios para ofrecerle su salud. Renata tenía una fe plena en Dios, pues había sido clave en la recuperación de su propio cáncer. Pero Maca insistía en aferrarse a las sesiones curativas con el sanador, pues “era mucho más visible, tangible y concreto”.
Sin embargo, cuando Renata sufría por su fracaso con llevar a la fe a Maca, el curandero falleció en un inesperado accidente automovilístico. El avance de la enfermedad y esta noticia tenían a Maca en un estado de abulia. “Consolé a Maca y a mí misma diciéndole que nada es imposible para Dios. En mi caso, me había curado de un cáncer del que me daban un par de meses de vida. Habían pasado ya 19 años y así, la sola mención de mi curación, comenzó a significar esperanza, luz para ella”.
La oración siempre es escuchada
Como última alternativa, los médicos dieron luz verde para operarla. Era octubre de 2009 y “nosotros -sus amigos, casi siete familias- acordamos rezar el Santo Rosario todos los días por Maca y su familia”, cuenta Renata. Al enterarse de este gesto, la enferma consultó cuál era el significado del Rosario y cómo se rezaba. Estando internada, y gracias a una compañera de cuarto que era creyente, aprendió a rezarlo y llamó a su amiga para contarle. Interesada en conocer más acerca de la fe, hablaron del sacramento de la confesión y la posibilidad de conversar con un sacerdote. Era una dimensión nueva y desconocida para Maca y como pisando en terreno desconocido dijo que “quería solamente hablar, sin confesiones”. El martes de la semana siguiente llegó un sacerdote y venciendo resistencias recibió el sacramento de la confesión antes de la operación. Durante ese día, sus amigos oraron desde temprano y ayunaron en señal de solidaridad. Más tarde, los resultados de la cirugía eran alentadores y todos confiaban en que Dios había escuchado las súplicas.
Meses después de la intervención, la salud de Maca comenzó a experimentar complicaciones y cuando Renata la visitó quedó sorprendida. “¡Me dijo que Dios se le apareció y que ella le había entregado toda su vida! Me mostraba una fe tan maravillosa, que me sentí una cristiana tibia. Un día, vino a verme para que conversáramos sobre la lectura del Evangelio del día y ahí tomé conciencia que había abandonado la lectura diaria de las Escrituras. ¡Ella me animó a retomarlo!”.
Al poco tiempo Maca quedó imposibilitada de hablar debido al crecimiento del tumor en el centro de la lengua. “Ya Maca era incapaz de hablar y con la ayuda del padre Branislav tuvo su confesión, recibió la Santa Eucaristía y la Unción de los enfermos. Fue el 15 de septiembre, la Fiesta de los Siete Dolores de la Santísima Virgen María. Al día siguiente la visité a la hora del almuerzo y la única manera de comunicarme era agarrando su mano”. Permanecieron juntas por horas en el lecho de agonía, orando a la Divina Misericordia. Renata guiaba a viva voz el Santo Rosario que Maca, también orando en silencio, sostenía sobre sus manos.
Así, confiada a la Santísima Virgen, Maca vivió su Pascua el lunes 20 de septiembre de 2010, a pocas semanas de cumplir 33 años. “En la misa de funeral leyeron el pasaje del Evangelio que habla de la resurrección de Lázaro y cuando oí: «¡Lázaro, sal fuera!», imaginé a Maca de pie y que luego se sentaba. Luego, aquella lectura continuó hasta el final con la frase «Desatadle, y dejadle ir», y exclamé internamente: Maca, aflojo los lazos a través del cual te ato aquí. Te dejaré ir. Ve, por favor, directamente al cielo, que sin duda, está preparado para ti, e intercede por nosotros”.
Fuente: Portaluz.org