Testimonio del Rosario: “María nos salvó de morir aplastados”

La voluntaria Camila Berticelli, desde Chiloé, nos hace llegar este testimonio del rosario: “Leyendo el boletín de marzo de Un Rosario por Chile, en la sección “testimonios” me llamó la atención cuando dice que es difícil saber qué pasa con las personas que han recibido los rosarios y que están orando, eso me animó a compartir con ustedes mi testimonio personal.

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Cuando vi que este gigante comenzó a aplastarnos el pensamiento que vino a mi cabeza fue “nos vamos al cielo juntos con María, Ella nos va llevar”.

“El año pasado, cuando empezó el mes de María en mi Parroquia de Quemchi, realizamos un taller sobre el Santo Rosario, experiencia que ustedes tienen conocimiento (ver noticia). Este día me acompaño mi marido Duncan, realizamos el taller, regalamos los rosarios a los presentes y rezamos juntos por las intenciones de “Un Rosario por Chile”. En el taller hablamos de la historia del rosario, de las promesas que hizo la Virgen para quienes lo rezan y también hablamos del poder de esta oración contra el demonio.

“Terminada la jornada nos fuimos con mi marido en auto por la carretera que se encontraba en obras. Íbamos en una fila de vehículos, delante de nosotros una motoniveladora (cuyo peso es de 26 toneladas). Íbamos tranquilamente cuando de repente se detiene y empieza a retroceder sobre nosotros, el conductor no se percató que estábamos atrás, y chocó con nuestro pequeño vehículo. Cuando vi que este gigante comenzó a aplastarnos el pensamiento que vino a mi cabeza fue “nos vamos al cielo juntos con María, Ella nos va llevar”. No terminaba de hacer esta invocación cuando apareció un hombre corriendo que hizo señas al conductor de la máquina y la detuvo. Todo sucedió en milésimos de segundo, muy rápido, lo cierto es que nos salvamos de la morir aplastados.

“Aunque estaba asustada con el accidente no sentí miedo de morir. Después que todo se normalizó, realizados los trámites con carabineros, sentí una alegría muy grande al reflexionar que seguramente el demonio estaba muy irritado porque enseñábamos a esas personas a rezar el Rosario y nos quiso dañar aplastándonos con esa máquina, pero la Madre, María, siempre es fiel en sus promesas y nos protegió, nos socorrió en este momento de peligro inminente.

“Espero que mis palabras sean para alegrarlos y que seamos perseverantes en esta misión.”