Joaquín Fernández a sus 83 años evangeliza a los jóvenes repartiendo rosarios
Con 83 años Joaquín Fernández no duda en afirmar: “¿Sabes cuál es la mejor edad para evangelizar? La que uno tiene”. Y eso es porque, ya de joven, se decía: “«Yo no quiero morir con las manos vacías. Quiero hacer algo por Jesucristo durante el tiempo que esté en la tierra”.
¡Y vaya si lo ha hecho! Joaquín calcula que, a lo largo de su vida, ha llegado a repartir cientos de miles de rosarios, sobre todo a los jóvenes, tanto en España como en América, y ello le ha dado pie para hablarles de Dios, a muchos de ellos por primera vez.
En Madrid, lleva ya varios años repartiendo rosarios y un sencillo Oracional en las cercanías de los colegios públicos madrileños -ha recorrido los 150 colegios, y va iniciando la segunda vuelta-, cuando a la hora del recreo los alumnos tienen permiso para salir a la calle.
“Algunos de los chicos se ponen el rosario al cuello, por lo que yo suelo decir que, ahora que quieren quitar los crucifijos de las aulas, la Virgen se vale del rosario para que su Hijo entre de nuevo en ellas”.
Pero lo fundamental es que, acercarse a los jóvenes, le da para hacer con ellos un primer apostolado: “Entrego el rosario y eso da pie a conversaciones. En esos corrillos que se forman salen cuestiones interesantes; respondo a sus objeciones y les cuento cosas, según lo que salga en la conversación”.
Ha hablado ya con cientos de jóvenes y adolescentes en los últimos años, y de ellos percibe que muchos no están tanto de espaldas a Dios, como en contra de la Iglesia.
“Es que es la Iglesia la que te canta las cuarenta -les respondo-; es la que te corrige, pero es que tiene que hacerlo. El otro día, un chico me espetaba: ¡La Iglesia es un negocio! Y yo le respondí: Pues tienes razón. Mira, todos los negocios dan un tanto por ciento; un 10, un 20, un 30 por ciento…; pero fíjate: la Iglesia te da el ciento por uno en esta vida, y después la vida eterna, y todo está avalado por el Padre de los cielos”.
Para muchos es un primer contacto con la Iglesia, pues algunos no están bautizados siquiera. Pero Joaquín constata una cosa: “Los chicos están deseando hablar, no tienen inconveniente en abrirse conmigo. Algunos hasta me han dicho que tienen vocación sacerdotal”.
Por eso, afirma sin dudar que “iniciativas como el Año de la fe están muy bien, pero la fe sin obras está muerta. ¡Hay que actuar! No hay que tener miedo a hablar de Dios. Los jóvenes no se atreven a hacer la señal de la Cruz, porque no nos ven hacerla a nosotros, los mayores”.
Joaquín anima a los mayores a embarcarse en la misión de hablar de Dios y anunciar a Cristo, especialmente a los jóvenes y, sobre todo, a sus nietos: “Con muchos años, uno puede hacer maravillas. No nos podemos acomplejar. Los mayores pueden enseñar a los jóvenes a vivir. A lo mejor, no les podemos enseñar Matemáticas ni Física, pero les podemos enseñar a vivir. Ahí hay mucho caudal”.
Y todo porque, después de décadas acercándose a los jóvenes para acercarlos a Dios, afirma sin dudar: “Dios está en el corazón de los jóvenes”.
Y tú lector, ¿te animas a evangelizar en la calle como lo hace Joaquín? Si te atreves puedes contactarnos y te proporcionaremos, sin costo alguno, los rosarios.
Fuente: ReL