Comprometidos con la Virgen María, Nuestra Señora del Rosario
Las apariciones de la Santísima Virgen en Fátima (Portugal, 1917) contienen una catequesis de la Madre de Dios que trasciende toda frontera y tiempo. Ella se presenta allí como la “Señora del Rosario” pidiendo que recemos a diario su rosario.
Pero esta revelación (ser la Señora del Rosario) y catequesis (pedir que se rece a diario el rosario) es un llamado que Ella ha realizado en forma permanente a lo largo de la historia de la salvación…
En 1208 cuando la Santísima Virgen María se aparece a santo Domingo de Guzmán en Prouille, Francia, dice la tradición que le entrega el Rosario que ella llevaba en la mano, le enseña a rezarlo y le pide que difunda esta devoción, asegurando diversas gracias, especialmente de conversión.
El santo narró ese acontecimiento a Simón de Monfort, quien defendía entonces la fe contra los albigenses. Fiel creyente, Simón pidió a todos sus soldados que lo rezaran y así recibieron una inesperada victoria en la decisiva batalla de Muret. En gratitud, Simón erigió allí una capilla dedicada a “Nuestra Señora del Rosario”.
Santo Domingo propagó la devoción y fue también testigo de numerosas conversiones. Después de su muerte, los dominicos continuaron la misión. La oración fue acogida y rezada con piedad durante un siglo, pero luego decayó.
En el siglo XV Nuestra Señora del Rosario volvió a hacerse presente ante el beato dominico Alain de la Roche, quien obediente restable la devoción.
En 1571 los musulmanes amenazaban arrasar con los cristianos en las horas previas a la batalla naval en Lepanto. Pero el devoto papa mariano san Pío V suplicó a la Virgen María su protección, rezando el rosario… y el triunfo en la batalla fue para los devotos de la devoción. Instituyó entonces el Papa la celebración de Nuestra Señora de las Victorias, incluyendo una nueva letanía: la de reconocer a la Virgen como “Auxilio de los cristianos”.
Será Papa Gregorio III quien reemplazaría el nombre de Nuestra Señora de las Victorias por el de Nuestra Señora del Rosario, como se viene celebrando desde entonces la festividad.
En 1898 Papa León XIII, llamado “el Papa del Rosario” por su devoción a esta advocación determinó que sea el mes de octubre cuando la Iglesia universal celebre y ore con predilección el Santo Rosario… agregando además como reconocimiento la letanía “Reina del Santísimo Rosario” (Encíclica “Diuturni Temporis”).
Distintos momentos de la historia de la Iglesia, pontífices, santos y fieles señalan la directa intervención de la Santísima Virgen María, cuando se invoca su mediación rezando el rosario.
El 2002 el beato Papa Juan Pablo II en la encíclica “Rosarium Virginis Mariae” profundiza la devoción incorporando los Misterios Luminosos que consolidan al rosario como “Escuelita de María”, donde meditando cada misterio crecemos en la Fe.
En Fátima, Lourdes y muchas otras de sus apariciones la Santísima Virgen María pide rezar el rosario cada día. Papa Francisco, devoto orador del rosario, también nos lo recuerda y así convocó al mundo entero junto a él a rezarlo (ref. ej. JMJRío2013, Oración por la Paz en Siria)… consagrando incluso el mundo al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María ante la imagen de Fátima, Nuestra Señora del Rosario, este 13 de octubre.
Por todo ello Un Rosario por Chile, reafirma la convocatoria permanente de esta cruzada a rezar el rosario por las intenciones de esta cruzada, ¡resistiendo así firmes en la Fe, unidos y confiados a Nuestra Señora del Rosario!
Nuestra Señora del Rosario/ Fiesta/ 7 de octubre.