Testimonio del Rosario: Todo se lo debo al Santo Rosario
Este testimonio del rosario impacta pues en su trayecto se despliega con nitidez la veracidad de todo aquello que esta cruzada alienta. Es el caso de Miriam Marcenco y su esposo Stephen, matrimonio residente en Estados Unidos, que consolidó su amor y nutrió el alma de sus hijos con el maná de la Virgen: el rosario.
“Cuando tenía como unos cinco o seis años tuve un sueño con la Santísima Virgen, que me llamaba extendiendo su mano hacia mí. «Ven conmigo» me dijo y yo le contesté «Espere un momentito. Voy a pedir permiso a mis papás. Ya regreso». Cuando regresé, ya no estaba allí y terminó el sueño. Pero la presencia de la Santísima Virgen María se grabó en mi alma para siempre. Cuando recuerdo el sueño, la veo, como si recién anoche lo hubiera tenido.
Luego, con 13 años, mis padres me enviaron a estudiar la secundaria a San Francisco, California. Entonces le pedí a la Santísima Virgen María que Ella fuera mi madre terrenal y celestial. Le rezaba todos los días el rosario. Eso me daba una gran fortaleza y consuelo y no me sentía sola, porque sabía que Ella estaba conmigo y me acompañaba siempre.
Cuando regresé a Nicaragua, seguí rezando el rosario diario. Iba a muchas fiestas y aunque llegara tarde a casa, me quedaba sentada en mi cama rezando el rosario. No me acostaba, porque temía dormirme y perder de rezarlo. Luego, desde que cumplí los 17 años, iba a misa todos los días aunque hubiera ido a una fiesta la noche anterior y hubiera llegado tarde a casa. Todo esto se lo debo a las gracias espirituales del santo rosario, que me daban una sed de Dios, de recibirlo y de estar con Él”.
El rosario consolida el matrimonio y la familia
“Tengo que dar gracias a Dios porque Él escogió al que sería mi esposo. Me lo presentó en su casa, en la Iglesia. Él se acostumbró a verme rezar y después él terminó rezando el rosario también. Después nacieron nuestros hijos y dejé de rezar el rosario diario con la excusa de que no tenía tiempo; pero bien hubiera podido hacerlo. Pero cuando los niños tenían alrededor de los cinco o siete años principiamos a rezar el rosario, diariamente, en familia. Gracias a Dios, ahora que ya están mayores y viviendo en sus propias casas, me han pedido que les regale un rosario.
Puedo decir que, como fruto del rosario en familia, mis hijos crecieron sanos, de buenas costumbres y bien tranquilos. Son jóvenes que tienen mucha paz y se conducen como hijos de Dios. Es en efecto, una bendición y fruto del rosario ver a mis hijos viviendo con un gran sentido de integridad, responsabilidad, moral y respeto a la ley de Dios y del hombre”.
Creciendo en la fe
“Debo añadir además que aunque humanamente tenga dolor o sufrimiento, el rosario me da fuerzas para llevar mi cruz con resignación y paz. Siempre puedo mantener la paz, incluso durante los altos y bajos de la vida.
Efectivamente, siento que el rosario nos protege el alma, el espíritu; incluso físicamente también nos protege del peligro, porque el rosario es bíblico: es un constante clamor a Dios pidiéndole en el Padre Nuestro que perdone nuestros pecados y nos libre de todo mal. Y en el Ave María, le pedimos a nuestra Madre celestial que rece por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Claro, es importantísimo, que Ella, nuestra Madre celestial, rece por nosotros los pecadores.
Cuando alguien me contaba su problema de familia, le aconsejaba que rezara el rosario y le aseguraba que la Santísima Virgen María intercedería ante Dios para ayudarle en su problema”.
Con la sabiduría de los años…
“A niños y jóvenes les invito a que se esfuercen por vivir una amistad íntima con Jesús y María. ¡Recen el rosario a diario, porque eso los llevará a conocer a Jesús y María en un contexto familiar! Así sabrán que tienen una familia en Jesús, María y José; que Jesús es su Dios, que los ama con un amor infinito, puro e incondicional; que es nuestro hermano y nuestro mejor amigo, que siempre es fiel, que nunca nos falla, aunque nosotros le fallemos a Él.
A los recién casados puedo aconsejarles que consagren su matrimonio a Jesús a través de María, para que Dios les proteja su matrimonio; que procuren rezar el rosario diariamente, juntos, para recibir las gracias espirituales tan necesarias en el matrimonio, como la gracia del perdón, la caridad y el discernimiento.
Todo se lo debo al santo rosario. Siento que la Santísima Virgen María me ha llenado de gracias espirituales, para ver bien claro la realidad de nuestra existencia; que venimos de Dios y que regresamos a Dios, si seguimos sus mandamientos. Todo lo espiritual ha sido para mí lo más importante en mi vida aquí en la tierra; lo demás lo veo sin importancia”.
Miriam Marenco Weglian
Fuente: La-palabra.com