Glorias de María: La “otra puerta” del cielo

Un día San Pedro estaba de muy mal humor en el Cielo. Se presentó ante Jesús y le dijo:
-Maestro, sabes que se van a cumplir dos mil años desde que me hiciste “portero” del Cielo al darme las llaves del Reino… Desde entonces no ha entrado aquí nada que no esté más limpio que el sol… En esto soy puntilloso, bien lo sabes…
-Sí, Pedro, lo sé y te estoy muy agradecido por tu celo en el cuidado del Reino de los Cielos…
-Pues me temo -dijo Pedro- que algo está pasando. Desde mi observatorio de la portería vigilo y he observado que en las avenidas celestes hay caras desconocidas… ¡y lo que es peor, poco limpias! Hasta los vestidos de algunos bienaventurados dejan mucho que desear…

cosas de mi madre

-Bien Pedro… ¿y qué sugieres?
-Una investigación de las murallas, porque…. por la portería no han pasado. Tiene que haber “otra puerta” distinta de la mía, Señor.

Aquella tarde, a la hora de la siesta, Jesús y Pedro se dieron una vuelta de inspección por las murallas de la Gloria… hasta que por fin Pedro, triunfante, gritó:
-¡¡Ahí está, Señor, ahí está!! ¡¡Ya lo sabía…!! ¡¡Mira!!

Señalaba, tras un rosal florecido, un hueco del que pendía un rosario que llegaba hasta la Tierra y por el que ascendían muchas almas al cielo.
Y dijo el Señor:
-Déjalo Pedro, esas… son cosas de mi Madre.

Reflexión a la luz de San Alfonso María de Ligorio

sanalfonsomarialigorioLa idea que transmite la narración anterior también llevada a dibujo, es una de las ideas centrales de Las glorias de María, de San Alfonso María de Ligorio (1696-1787). En este libro, el santo, Doctor de la Iglesia, fundador de los redentoristas y gran maestro de la teología moral, recoge infinidad de historias de personas que, a pesar de una vida de pecado, mantuvieron una sincera devoción a la Virgen, quien acudió en el último momento a socorrerles para provocar en ellos un arrepentimiento auténtico y evitar su condenación eterna.
Cita San Alfonso, “el Beato Alano, hablando del Ave María, dice que quien con frecuencia honra a la Virgen con el saludo del Angel, tiene un indicio muy grande de que se ha de salvar. Con más razón lo dice del rezo diario del santo Rosario: si saludas con perseverancia a la Santísima Virgen con el santo Rosario, tienes con ello un indicio sumamente grande de que vas a conseguir la eterna salvación”.
Fuente: religionenlibertad.com