La promesa que hizo de Juanita una Santa Teresa de los Andes
“Nací en l900, el día 13 de julio. Mi mamá se llama Lucía Solar de Fernández y mi papá Miguel Fernández Jara.
Vivíamos con mi abuelito, anciano ya. Se llamaba Eulogio Solar. Se puede decir que era un santo, pues todo el día se le veía pasando las cuentas de su rosario…”
“Cuando fuimos por última vez a Chacabuco, mi tía Juanita me dio una Virgen de Lourdes de loza que había tenido siempre al lado de mi cama, con tal que tomara un remedio. Me la tomé y me la dio. Esta es la Virgen que jamás ha dejado de consolarme y de oírme.
Por este tiempo empieza mi devoción a la Virgen. Mi hermano Lucho me dio esta devoción, con la que he estado y estaré, como lo espero hasta mi muerte. Todos los días Lucho me convidaba a rezar el rosario, e hicimos juntos la promesa de rezarlo toda la vida; la que he cumplido hasta ahora. Sólo una vez, cuando estaba más chica, se me olvidó…”
“Le voy a referir lo curioso que me pasó el otro día en el teatro. Fuimos con mi mamá a la opera. Yo era la primera vez que iba. Después de hacer oración para estar recogida, le pedí la bendición a la Santísima Virgen pidiéndole guardara mi alma de todo pecado. Resultó que la ópera tenía un baile que, como siempre, suelen ser inmodestos. Yo me mantuve todo el tiempo con la vista baja y rezando, y me decía entre mí la lástima de no haber llevado el rosario. Cómo sería mi espanto, cuando salgo a pasearme con mi hermano y una amiga, cuando éste dice que se acaba de encontrar un rosarito. Lo pasa para que lo veamos, y entonces me hice la desentendida y me quedé con él. Así es, Rvda. Madre, cómo me protege esta Madre cariñosa. ¡Cómo no quererla con toda el alma! Estando protegida por Ella, ¿qué podré temer?…”
“Confíe todo a la Santísima Virgen. Récele siempre el rosario para que Ella le guarde no sólo su alma sino también sus asuntos…No deje, mi papacito, de abandonar todos sus negocios a la Sma. Virgen, poniéndolos bajo su protección. Le aseguro que si todos los días le rezara el Rosario, ella no se lo dejaría de pagar…”
“Adiós, Nanito pechocho. Quiérame mucho al Niñito Jesús. Récele con devoción y no le ofenda con ninguna desobediencia. Récele a la Santísima Virgen el Rosario todos los días, pero muy bien rezado. Cuando me vuelva a escribir me dirá si lo ha hecho…”
Testimonio de Teresa de Jesús (Juanita Fernández por nacimiento y bautizo),
Santa Teresa de Los Andes/ Extractos de su Diario
Fuente: www.caminando-con-jesus.org