Misioneros en Siria sostienen la Esperanza Rezando el Rosario

“Con esta crónica queremos agradecerles su preocupación y oraciones por nosotros y por Siria. Tenemos mucho para contarles, cosas muy lindas y cosas muy tristes. Esto es lo que se ve en la guerra: desgracias y milagros.

siria

La muerte se pasea por los calles y sigue llevándose víctimas, es guerra abierta en plena ciudad. Los atentados se llevan cientos de víctimas. Cientos de personas que mueren en esos pocos minutos. ¿Quién hubiera imaginado Alepo convertida en escenario de tan crueles matanzas?

misioneras catolicas en siriaPor eso nuestra presencia como misioneros se hace en estos tiempos tan ineludible. ¿Qué clase de pastor sería el que al momento de mayor peligro huyera para estar tranquilo mientras sus ovejas quedan libradas a la suerte del enemigo? Es cierto, nosotros no podemos salvarlos de las balas, no podemos impedir que un proyectil caiga en sus casas y se lleve a toda una familia. No podemos. Y por eso también es muy grande la impotencia que experimentamos. Pero sí podemos sostenerlos y animarlos, consolarlos y acompañarlos, para que si les llega el momento de ofrecer así sus vidas, se encuentren preparados y serenos. ¿Qué mejor ocasión para prepararlos para el Cielo?

Y en este sentido es que vemos día a día nuevos “milagros”. Milagros de conversión en personas que nunca rezaban y ahora no dejan el rosario diario.

Milagros también de protección de la Virgen a las familias cristianas. Más de una vez escuchamos que cayó un misil en tal casa, pero no detonó. O se ha dado de explosiones muy grandes que han destruido un piso entero pero sus habitantes han salido ilesos. Y dicen con plena convicción: “La Virgen nos protegió, porque rezamos el rosario en familia”.

En el apostolado no es menos impresionante lo que Dios nos está permitiendo hacer. Se organizó una cadena continua del Santo Rosario, las 24 horas, en la que se anotaron vigorosamente nuestros feligreses, seguros de que el rezo del Rosario atraerá de nuevo la paz sobre esta tierra bendita. Los jóvenes siguen viniendo y otros nuevos se han sumado.

Desgracias y milagros. Así se va tejiendo la historia de Siria, como la de otros tantos lugares en el mundo sacudidos por la guerra. Es también la historia de nuestra vida matizada de alegrías y tristezas, de conquistas y de pruebas. Y es también la historia de la Iglesia que “avanza en su peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios” (San Agustín, De civitate Dei 18, 51; cf. LG 8).

¡Viva la misión!”

Hna. María de Guadalupe Rodrigo en Alepo, Siria.

Fuente: http://www.forumlibertas.com