El retorno a la fe de un futbolista
Eddie Gaven es futbolista de la Primera División (Major League), en Estados Unidos, con su actual equipo, el Columbus Crew de Ohio.
Educado católicamente, su familia iba a misa todos los domingos y mantenía costumbres como bendecir la mesa. Pero a medida que sumaba éxitos deportivos y los medios alimentaban su ego de pequeño ídolo, empezó a decaer en la práctica religiosa.
Sería una lesión que le mantuvo un mes apartado de los terrenos de juego y en parte hospitalizado, la ocasión elegida por Dios para golpear su puerta. Y Eddie escuchó. “Empecé a ver las cosas con mayor claridad y a comprender que, aunque el deporte es divertido, no durará siempre. Lo que durará siempre es el cielo o el infierno”, explica en una entrevista concedida a National Catholic Register.
Luego, adentrándose en escritos de San Alfonso María de Ligorio y Santa Brígida de Suecia en esos días de convalecencia, acogió en su vida la oración mediante el rezo del Rosario. “El rosario –confiesa Eddie-, es una oración increíble o una serie de oraciones. Ha tenido un profundo impacto en mi vida y ha renovado la fe en mi corazón.”
Así, poco a poco Eddie fue siendo sanado no sólo de su cuerpo, también su alma fue bendecida. Dios, por mediación de la Santísima Virgen, escuchó su plegaria en el Rosario… “Noté que a medida que mi vida de oración crecía, me tomaba más en serio mi fe. Cuando más rezaba, más quería ir a misa y confesarme y vivir las virtudes a diario.”
Hoy tres son los pilares de Eddie, el Rosario, la Adoración Eucarística y la Eucarístía. “Es una experiencia profunda rezar el Rosario, porque has venido a la presencia de Cristo en el corazón de la Virgen. Luego, la adoración eucarística, que está estrechamente relacionada con el Rosario. En ella se pasa de un tipo de presencia de Cristo que se puede experimentar en cualquier lugar a otro tipo que sólo se puede experimentar de una manera sacramental. Es decir, usted se ha colocado delante del tabernáculo o de custodia en la iglesia donde reside el Señor bajo la apariencia de pan. Solemos ir en familia a la adoración una vez a la semana. Esto, además de asistir a la misa tan a menudo como sea posible. Porque ninguna lengua puede expresar el poder de la Misa; porque es el mismo sacrificio que el Calvario. Debemos ver de esa manera y actuar en consecuencia.”
(Fuente: http://unavocecantabria.es / http://www.religionenlibertad.com )