“Empecé a no sentir a Dios, a no sentir amor, y aquello no tenía fin”
Rita Irasema nació en La Habana en 1954, en el seno de una familia de diez generaciones de artistas. Hoy, ya retirada del espectáculo, se ocupa de su familia y de la Escuela de Música Nuestra Señora de Fuente del Fresno: “Pero es la Virgen quien la lleva, yo sólo trabajo allí. Le pido lo que necesito, y ella me lo concede”.
Pero Rita hubo de atravesar la noche oscura de la prueba para madurar en la fe. Sin entrar en detalles íntimos recuerda sus siete años de desierto…
“Sufrí muchísimo y en un momento dado, me pareció que no podía seguir a Jesús. Empecé a no sentir a Dios, a no sentir amor, y aquello no tenía fin. No sabía lo que me estaba pasando, ni se lo contaba a nadie. Hasta que un día, como aquello no tenía cura, entré en una iglesia y me dije: ‘Adelante, caminante’. Y fue la Madre la que con un gesto especial” -Rita no da detalles porque insiste que no quiere entrar en intimidades- “me dijo ´Sígueme´. Así empecé a rezar el rosario y a ir a misa todos los días. Me aferré a eso, me plantaba ante el sagrario y decía: aquí estoy”.
“Hoy quiero decir al mundo que Satanás existe. Y si no quieres creer en él, ten cuidado: el infierno está lleno de quienes tampoco creían. Pero ya lo dice la Virgen: con el rosario en la mano, el demonio no puede haceros nada, porque me pertenecéis. Y en eso estamos”.
Para Rita entonces rezar el Rosario ha sido una escuela de perseverancia en la fe que fortalece su vida sacramental: “Yo ya no abandono al Señor, porque a Él le gusta mucho estar con nosotros. Y el enemigo sigue estando ahí. Así que, en cuanto me hace falta, me confieso. No me pierdo la confesión semanal. La confesión es un milagro de tanta misericordia, es tan necesario, que no sé cómo pude vivir por años sin confesión”. ¿Y sobre la Eucaristía?, Rita es clara: “No quiero estar un solo día sin recibirla”.
“Estoy contenta con lo que Dios me da cada día. Me levanto por la mañana y le doy gracias por la nueva creación, rezo el rosario y luego asisto a Misa y comulgo. Después voy a trabajar. Hay que pedir mucho. Lo principal es amar a Dios, amar los sacramentos, amar a la Iglesia, orar unos por otros, orar por los sacerdotes….La oración da mucha sabiduría. La relación que tengamos aquí con Jesús es la que tendremos en la vida eterna” asevera Rita Irasema.
Fuente: www.religionenelibertad.com ; www.youtube.com/canalintereconomia